Ataco el lienzo como un músico… Cada color es un sonido que puedo escuchar por separado una vez que la obra me grita que está terminada. Donde el espacio en blanco del lienzo y su textura son parte de mis obras…
El arte de las emociones crudas
Mi mentalidad renacentista me lleva a ver el arte desde múltiples perspectivas con el objetivo de darle VIDA a mis emociones a través de lo que plasmo en el lienzo. Cada obra es un experimento en el que siempre siento que estoy a punto de arruinarla, y en el último momento, después de explorar sin miedo, el concepto se revela en el lienzo.
Entra en el caos
El lienzo es un receptor de mi energía. Si al “terminar” la obra, mi corazón no tiembla… significa que hay trabajo por hacer. Mis obras no están hechas para ser pasivas, requieren de la participación del espectador… para encontrar detalles ocultos, texturas que no se repiten, formas, símbolos, mensajes, etc. Son una sinfonía de colores y elementos que buscan dar voz a la complejidad del universo mental que compone mi laberinto existencial.
Mi último aliento
Llevo toda mi vida pintando… en mi mente… y fue un cuadro de Miró en un viaje a Barcelona el que me llevó a dar el paso definitivo.
No hay vuelta atrás…
Espero morir con pintura en mis manos, en mi cara, en mi ropa, tocando un instrumento o en un escenario, transformando vidas. No creo que haya una manera más placentera de convertirme en energía pura después de mi breve viaje a través de este misterio que llamamos: VIDA.